5 CLAVES SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA DE PERÚ

La situación de Perú ha venido confundiendo a muchos, sobre todo por la intensa propaganda del reformismo que solo es un eco enrojecido de los lugares comunes de la prensa burguesa. Pongamos, entonces, las cosas en su lugar, sintetizando la compleja realidad peruana en cinco claves:

  1. Situación internacional incierta

El análisis marxista exige un enfoque internacional e internacionalista de toda problemática nacional. La realidad mundial no es, como dijo Stalin, la simple suma de realidades nacionales, sino un todo superior que debe ser prefigurado para comprender mejor la realidad nacional, como refracción dialéctica de esta realidad superior.

Si bien la situación mundial sigue marcada hoy por la tríada pandemia-cuarentena-revolución, la disminución de las muertes y la relajación de las cuarentenas marcan la transición a una nueva “normalidad” capitalista marcada por crisis, guerras y revoluciones. Ahora mismo vemos como, a pesar de la pandemia, EEUU y la OTAN, forzados a salir ayer de Afganistán, se alistan hoy a ocupar Ucrania para expulsar a Rusia de Crimea. Así también, vemos como en otro país exsoviético como Kazajistán, la revolución por el pan busca abrirse paso. Tenemos, entonces, una situación mundial incierta, donde a la tendencia contrarrevolucionaria se le viene oponiendo una tendencia revolucionaria mundial por pan y libertad, dirigida objetivamente contra el capitalismo en su agonía. Específicamente en América Latina, vemos como el proletariado chileno busca recuperar sus luchas a pesar de la trampa electoral impuesta, y en Cuba la burguesía castrista ha lanzado una percusión contra los líderes de la movilización por el pan del año pasado. Aunque la intensidad y extensión de la lucha de clases fue mayor tiempo atrás, aún la revolución y la contrarrevolución miden sus fuerzas en el continente.

2. Situación económica incierta

La situación económica de Perú también está estrechamente relacionada con la situación mundial marcada por una lenta recuperación luego de la paralización producida por las primeras cuarentenas. En esta realidad económica mundial, China cumple un papel clave como país atrasado intermediario de las grandes operaciones del verdadero capital financiero. Perú es precisamente uno de sus países donde el capital imperialista de EEUU, Europa Occidental y Japón, penetra a través de empresas estatales chinas, sobreendeudadas con la banca de Washington, París, y Tokio. La inminente caída del gigante inmobiliario Evergrande es solo la punta del iceberg. La caída de China traería abajo inmediatamente a la economía peruana, que depende de su demanda de minerales, los cuales siguen siendo su motor principal. La naturaleza semicolonial primario-exportadora de Perú no ha cambiado en 100 años, y seguirá así incluso bajo el más radical gobierno bolivariano, sino veamos nada más como Venezuela y Bolivia siguen siendo monoexportadores de petróleo o gas. Es que el capitalismo en su decadencia no puede crear nuevas potencias industriales, ni China realmente lo es, pero mucho menos lo es Perú, reducido por las transnacionales a un gran yacimiento a tajo abierto. ¿El derrame de petróleo de REPSOL no es acaso la prueba escandalosa de esto?

3. Derechización pequeñoburguesa

En Perú nunca se terminó de desarrollar un proceso revolucionario como el desenvuelto en países como Ecuador (1998-2000-2005), Argentina (2001), Bolivia (2003-2005), Venezuela (2002) o incluso Chile (2019). Luchas de este alcance y magnitud fueron abortadas por las direcciones reformistas que capitularon a los distintos gobiernos burgueses que se han sucedido desde la caída de Fujimori. Este es el trasfondo que explica en parte porque hoy el péndulo político está más inclinado a la derecha que a la izquierda. Esto es algo que aún pocos comprenden, porque se apoyan en una serie de caracterizaciones simplistas y falsas. Así, los reformistas se inventaron una realidad alternativa donde Vizcarra luchaba contra la corrupción, siendo sucedido por una “revolución del bicentenario” que en realidad no fue contra la corrupción sino en defensa de la investidura presidencial amenazada por la desgastada democracia parlamentaria. Luego, triunfaría Castillo porque era la única opción contra Keiko, no porque el país estuviera dando un giro a la izquierda. Las capas altas de la pequeña burguesía arrastrando a las capas bajas se convirtieron en la base social de esta sucesión de malos entendidos que nos han conducido a la actual situación política surrealista. Perú es hoy, sin lugar a dudas, un bastión de la derecha mundial, un apoyo para las políticas del imperialismo, un banquete y un botín para patrones y ladrones. El confusionismo miserable e incurable de los reformistas no hace más que confirmar plenamente esta caracterización.

4. Parálisis de obreros y campesinos

La clase obrera y los campesinos pobres han protagonizado grandes levantamientos revolucionarios en Perú, pero siempre terminaron aislados por los reformistas que separaron las provincias de la capital. El movimiento zonal del año 2014, por ejemplo, puso en pie embriones de soviets en la capital, pero estuvo desfasado de la lucha campesina del interior, lo que propició su debilitamiento, sin llegar a poner en jaque al gobierno de turno. Luego de ese hito, no hemos visto una lucha obrera y campesina comparable. Obviamente aquí no cuenta la movilización reaccionaria pequeñoburguesa del bicentenario, como ya nos hemos cansado de explicar; la movilización reciente en defensa de la SUNEDU es continuidad de esto. La gran primera huelga nacional de la nueva agroindustria cuenta como una gran lucha obrera, pero tampoco le es comparable, encontrándonos así con un movimiento obrero dividido y desgastado por décadas de traición reformista. Esta parálisis del movimiento proletario es otro punto de apoyo para el fortalecimiento de la tendencia derechista pequeñoburguesa que se ha venido asentando en Perú en los últimos años. Escenarios así es caldo de cultivo para golpes militares; de hecho, el año pasado hubo un intento de esto, abortado a última hora. Asimismo, aunque aún embrionarios, nuevos grupos fascistas emergen. Crímenes como el de Repsol golpean consciencias, incluso en la pequeña burguesa, sin embargo, aun estamos lejos de remontar esta derechización del país, haciéndolo dependiente casi totalmente de la revolución socialista internacional o del derrumbe general de la economía.

5. Debilidad numérica del reformismo

Evidentemente esta situación general se refleja también en la vanguardia obrera que se encuentra replegada explicando la debilidad numérica del reformismo que en Perú solo puede ganar algunos votos colgándose de los partidos nacionalistas de la burguesía nativa. Así tenemos que la resurrección del Cochero de Uníos se debió a que le sirvió al cura Arana para desmarcarse del chavismo ante la prensa burguesa. Otros sindicalistas accedieron también al congreso de la mano del genocida de Bagua, Yehude Simon. Ni siquiera Perú Libre tiene realmente influencia de masas a nivel nacional, por más que su victoria electoral casual les convenza de lo contrario. De hecho, todos los errores políticos de Cerrón y sus empresarios dinámicos se deben justamente a este mal entendido. Hoy cree que tener algunos ministerios le dará poder, cuando en realidad solo acelera la caída del frustrado empresario de la educación Pedro Castillo. Hoy la situación es tragicómica, pero no debemos olvidar que hace solo seis meses la dirección de la CGTP anunció la más grande transformación revolucionaria en la historia del país, ni siquiera comparable a las reformas (burguesas) de Velasco. Los falsos trotskistas también sufren esta bancarrota porque solo repitieron con enmiendas lo que los estalinistas decían de Castillo. El NRCI, por su parte, se siente orgulloso de haber resistido todos los cantos de sirena del reformismo y el centrismo, manteniéndose firme en su posición socialista e internacionalista. Sin embargo, es necesario reconocer nuestro aislamiento extremo que explica en parte también la subordinación del proletariado a gobiernos fraudulentos como el de Castillo. Todos los obstáculos deberán ser superados, y la revolución socialista terminará venciendo tarde o temprano, en Perú y todo el mundo. Para esto necesitamos refundar nuestro partido mundial, y también su sección peruana que jugará definitivamente un papel central en la revolución latinoamericana.

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