Lecciones de la lucha de los campesinos paperos
A principios de enero, los campesinos de seis regiones de la zona central y sur del Perú iniciaron protestas contra la crisis económica que vienen sufriendo. Como resultado de los enfrentamientos cuatro campesinos fueron asesinados, cientos sufrieron heridas graves y otros fueron procesados por la justicia capitalista.
Para el gobierno burgués la crisis del sector es “momentánea”, un ciclo de baja de los precios de los alimentos, sobre todo de la papa, como resultado de una “sobreoferta” causada por la reanudación abrupta de la producción gracias a las lluvias del Niño costero que pusieron fin a meses de sequía[1]. Sin embargo, lo cierto es que para los pequeños agricultores la crisis viene desde hace muchos años atrás. Los campesinos no culpan en vano a los “Tratados de Libre Comercio” (TLC) de quebrar sus economías imponiéndoles una competencia desigual[2]. No se equivocan en manifestar que la abrupta caída del precio de la papa (a su cierre en el 2017 de 0.70 a 0.20 céntimos el kilo) se debe en parte a la importación de papa precocida de Holanda, Bélgica y EEUU a manos de empresas como Alicorp del Grupo Romero.
Si bien la agricultura de las potencias imperialistas tiene un nivel tecnológico superior, la producción papera nacional la supera en variedad y calidad. Es decir, lo que se importa es una papa de baja calidad que es barata porque gobiernos como el de EEUU subsidian a sus agricultores (aquí se olvidaron del “libre comercio”) y gobiernos como el de Perú no les cobran aranceles (aquí sí se acordaron). Importadores como el montesinista Dionisio Romero, le compran a los extranjeros y no al productor nacional porque, aun cuando le suben el precio para obtener su tajada, pueden venderle a los supermercados una papa cuyo precio final es incluso inferior a los costos del productor nacional (0.60 céntimos por kilo[3]). Estos costos son elevados debido a que la mayoría de fertilizantes son importados y estos sí deben pagar aranceles (aquí se olvidaron otra vez del “libre comercio”). Junto con esto bancos como el BCP, también del Grupo Romero, le cobran a los pequeños campesinos altísimos intereses, incluso Agrobanco que es estatal, aunque ya no tanto porque una transnacional holandesa (justamente) posee hoy el 10%[4]. Ahora bien, cuando el precio de la papa sube tampoco beneficia al campesino porque los parásitos mayoristas le pagan una miseria. A esto hay que sumar la contaminación minera y la introducción progresiva de semillas transgénicas[5]. Por último, el productor nacional no puede exportar sus excedentes de papa porque esta no está industrializada[6] y los gobiernos extranjeros sí ponen muchas trabas a su ingreso. Así es como funciona la conspiración de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros contra los campesinos pobres del Perú.
Y en medio de esta crisis, los economistas burgueses quieren ocultar el impacto devastador de los TLC y el “libre mercado” responsabilizando al pequeño agricultor por su situación, y criticando al Estado burgués por su “intervención” en el sector que resulta totalmente insuficiente. El Estado se ha comprometido a comprar los excedentes de papa, pero incluso si llega a cumplir con esta promesa no solucionará para nada los problemas de fondo del campesinado. Hablar de “sobreoferta de papa” en un país donde la desnutrición infantil llega casi al 50% es un crimen. En este país millones de familias demandan consumir papa, otra cosa es que no tengan dinero para comprarla por culpa del podrido sistema capitalista que impone desempleo, despidos, bajos salarios y trabajo gratuito para la juventud. El Estado tampoco romperá con los TLC, con los bancos, con los importadores, con los mayoristas, con todos los enemigos del campesino, porque el Estado es un instrumento de la clase dominante para aplastar a los trabajadores, no es “neutral” como predican los reformistas de toda laya.
Ahora bien, debemos reconocer que el campesinado está dividido también en clases: la mayoría son campesinos minifundistas o sin tierra pero existe una elite terrateniente que vive del trabajo ajeno. Esta elite es la que ocupa los puestos directivos de los gremios campesinos y por esta razón no sorprende que hayan buscado pactar con el gobierno lo más antes posible. Sin embargo, los millones de campesinos hambrientos del centro y sur del país rompieron con este pacto traidor y continuaron su lucha unas semanas más. Esta es la primera gran lección para el movimiento campesino: no se puede confiar en los campesinos ricos. Como ya venimos diciendo “Tierra y Libertad” del cura Marco Arana (Frente Amplio) es el partido del campesino rico y por esta razón apoyaron esta traición. Por esta razón han apoyado también la ley de esclavitud juvenil. Obviamente Nuevo Perú de Mendoza le ha seguido los pasos, pero en el caso de Arana es más escandaloso por presentarse como defensor del pequeño agricultor frente a las grandes mineras. Las organizaciones obreras dentro de estos frentes populares no hacen más que traicionar conscientemente los intereses del proletariado. Los campesinos pobres no deben poner su confianza ni en Arana ni en Mendoza, y deben exigir a sus dirigentes que rompan su alianza política con la burguesía. Esta es la segunda gran lección de esta lucha.
Solo con la expropiación sin pago y bajo control obrero de las grandes empresas capitalistas se puede dar solución a los problemas de los campesinos pobres. Para acabar con la usura hay que expropiar los bancos, para acabar con la importación antinacional hay que expropiar a los importadores, para acabar con la especulación interna hay que expropiar a los mayoristas y supermercados, para acabar con la contaminación minera hay que expropiar a las transnacionales, para acabar con el monopolio de la tierra hay que expropiar a los terratenientes y agroindustriales, para acabar con los TLC, la deuda externa y las bases militares extranjeras hay que destruir el Estado burgués con la ayuda de los soldados rasos. En su reemplazo los trabajadores pondrán en pie un Estado obrero aliado a los artesanos, comerciantes y campesinos pobres. Y este Estado pondrá las bases de una economía socialista que empezará a dar solución a los problemas urgentes de todos los explotados. Sin embargo, para crear una industria nacional de papas procesadas, fertilizantes y maquinaria agrícola, es decir, para industrializar el campo hay que conquistar el socialismo en las potencias industriales de la mano de sus esclavos asalariados. Solo la revolución socialista internacional puede solucionar los problemas de fondo del campesinado.
En las presentes condiciones de la lucha de clases en el Perú, la táctica de los revolucionarios consiste en agitar consignas de transición como el monopolio estatal del comercio exterior, la confiscación de bancos, latifundios y transnacionales, el desconocimientos de los TLC y la deuda externa, la expulsión de las bases militares de EEUU. Los bienes y cuentas de Odebrecht, de sus socios y partidos políticos también deben ser confiscados. Se deben organizar tribunales populares para juzgar y castigar a los gobernantes que asesinaron trabajadores. Se debe levantar la consigna democrática de Asamblea Constituyente Revolucionaria que combine las funciones ejecutivas y legislativas, desconociendo el parlamento, la oficialidad militar y la reaccionaria presidencia de la república. Asimismo se debe plantear que solo la acción independiente de obreros y campesinos pobres puede conquistar estas demandas. Por esta razón hay que llamar a poner en pie el frente único obrero-campesino organizando un Congreso de todos los Explotados, con delegados revocables votados desde las Zonas, comités de lucha, sindicatos y gremios. Este Congreso debe ser resguardo por comités de autodefensa armados de lo necesario para aplastar a la policía asesina y debe contar también con delegados de los soldados y ex soldados rasos cuyos derechos deben ser reivindicados.
¡ABAJO EL GOBIERNO Y EL PARLAMENTO ASESINO DE PPKEIKO!
¡POR UN PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO!
¡POR LA REFUNDACIÓN DE LA CUARTA INTERNACIONAL!
Notas
[1] http://larepublica.pe/sociedad/1169241-por-que-el-bajo-precio-de-la-papa-exministro-de-agricultura-ensaya-explicacion
[2] https://gestion.pe/economia/son-exigencias-productores-papa-224633
[3] http://larepublica.pe/sociedad/1168875-importacion-de-papa-trajo-precios-abajo
[4] https://gestion.pe/economia/empresas/holandesa-rabobank-ingresara-accionariado-agrobanco-segundo-semestre-33283
[5] http://archivo.elcomercio.pe/gastronomia/peruana/transgenicos-preocupan-pequenos-agricultores-noticia-748347
[6] El 10% de medianos y grandes productores han podido comprar tractores, semillas mejoradas, fertilizantes y tecnificarse para cualificar su producción y exportar, pero el 90% del agro sigue siendo rudimentario.