El maoísmo lo hizo otra vez: nueva versión de Patria Roja traiciona la huelga magisterial
Los dirigentes estalinistas del magisterio, encabezados por Pedro Castillo, han consumado una nueva traición al magisterio peruano. Han “suspendido” la huelga de forma burocrática en un congreso improvisado, luego que aislaran y desgastaran esta lucha con su política colaboracionista. Sin embargo, no es la primera vez que hacen esto. Lo hicieron con las huelgas del 2007 y del 2013. La burocracia sindical de CONARE y de las regionales del SUTEP, hace tiempo que vienen sembrando falsas ilusiones en sus métodos conciliadores, pacifistas y divisionistas. El resultado siempre es el mismo: la derrota con promesas de victoria. Y cada una de sus traiciones ha supuesto nuevas cadenas capitalistas sobre el magisterio.
Patria Roja, Movadef, Puka Llacta, Proseguir, etc., todas las distintas escisiones del maoísmo (a su vez una ramificación del estalinismo), han colaborado, pese a sus diferencias formales, con la derrota de esta heroica e histórica huelga. Los maestros no han obtenido nada, más que migajas y falsas promesas. La única gran conquista que se pude alcanzar de esta gran lucha, es la profunda convicción que con estas direcciones el magisterio jamás ha vencido ni podrá vencer. Estos reformistas sin reformas, no quieren entender que bajo la actual gran crisis del capitalismo mundial, no se puede obtener ni la más elemental mejora sin pelear por todo, sin hacer uso de los métodos de lucha del proletariado revolucionario. Por esta razón, una gran responsabilidad recaía en los hombros de los dirigentes del proletariado fabril y minero del Perú, sin embargo, estos dirigentes son tan o más oportunistas que los del SUTEP. Meses después del inicio de la huelga, a la burocracia de Mario Huamán y demás centrales, se les ocurrió convocar una movilización simbólica, que ni siquiera se dignó a unificarse en las calles con la marcha de los maestros. Esta es la descripción gráfica de la traición divisionista de los dirigentes de la CGTP y del SUTEP. La juventud de los barrios de Lima tampoco fue convocada, solo desfilaron los responsables de desorganizar el movimiento de las Zonas. Esta fue, desde el inicio, la gran “estrategia” de Pedro Castillo, vender la idea de que los maestros podían luchar solos, sin convocar a las demás organizaciones de los trabajadores, sin llamar a un congreso democrático de todos los explotados. Si boicotearon esta unidad nacional, mucho menos podríamos esperar de ellos un necesario llamado de unidad dirigido a los maestros y explotados de América Latina y el mundo. Pero la división de la lucha de los explotados por países y oficios, es solo el inicio del plan velado de traición de esta huelga.
Los métodos conciliadores y pacifistas de clase media, son los otros elementos clave que caracterizan la política sindical del estalinismo. El pacto político abierto de Pedro Castillo con el fujimorismo es la expresión final de lo podrido de estos métodos reformistas. Se fabricó la ilusión que la huelga no iba a triunfar tomando por la fuerza el congreso, sino pactando con la mafia aprista y fujimorista que funge de “oposición” al gobierno y con los farsantes del Frente Amplio, negociando con los mismos partidos que cuando gobernaron impusieron las leyes que Pedro Castillo dice querer derogar. No debe sorprender que el maoísmo pacte con el fujimorismo: uno de sus partidos, el MOVADEF, está pidiendo la excarcelación de Fujimori y Montesinos bajo su consigna de “reconciliación nacional” de clases. Si los partidos burgueses lo tildan de “terrorista” es sencillamente porque la falsificación es el primer recurso político que conocen. En todo caso, el MOVADEF está haciendo apología del terrorismo de Estado con su criminal pedido de excarcelación. Es evidente que la campaña sucia del régimen no está dirigida en realidad contra el MOVADEF, sino contra el conjunto de trabajadores. Periodistas burgueses como César Hildebrant sugieren que es mejor integrar al MOVADEF a su “democracia”, como ha sucedido con otros partidos de ex guerrilleros. Una gran mentira se ha levantado, entonces, sobre los dirigentes del SUTEP: ninguno es “violentista”, todos se han subordinado respetuosamente a la legalidad del Estado y su matonería uniformada. Maestras de Arequipa se armaron de escudos como los Espartambos, verdaderos embriones de autodefensas, pero los burócratas las aislaron. Con los únicos que son violentos los maoístas es con todo maestro de base que ose cuestionar su oportunismo. Como bien dijo Trotsky, la burocracia sindical es la policía política del Estado burgués.
Las huelgas “indefinidas” no existen. Toda huelga o se transforma en un levantamiento de todos los explotados, o culmina con la derrota por agotamiento. Ya no estamos en el siglo XIX de las conquistas sindicales progresivas. El siglo XXI es la continuación del siglo anterior repleto de crisis, guerras y revoluciones. Bajo esta fase actual de decadencia del sistema capitalista los reformistas no pueden ofrecer más que espejismos fugaces de éxito, promesas vagas de un futuro mejor. La realidad los termina desenmascarando más temprano que tarde. Patria Roja simplemente cumplió su rol por décadas: fundó el SUTEP y se dedicó a subordinarlo al Estado. Es una dirigencia sindical que se ha desgastado políticamente por el uso que la burguesía hizo de ella. La renovación se hace necesaria y por eso le han surgido nuevas versiones extraídas de la misma cloaca estalinista. Los socialistas internacionalistas seguiremos trabajando para desenmascararlas frente a las masas. Esta es una derrota parcial de la que el magisterio sale agotado pero no acabado. El llamado a un verdadero congreso democrático de las bases del SUTEP y a un congreso de todos los explotados se hace más urgente y necesario que nunca. El programa de la revolución socialista internacional, es el programa que se necesita para vencer.
¡VIVA EL HEROICO MAGISTERIO PERUANO!
¡BASTA DE ESTALINISMO Y TRAICIÓN, REFUNDEMOS LA CUARTA INTERNACIONAL!