Francia: la revolución busca abrirse paso
Una nueva jornada se anuncia para este 23 de junio…
Como denunciamos en nuestra primera declaración “el gobierno seudosocialista de Hollande ha lanzado una reforma laboral que recorta derechos elementales sobre todo a la juventud trabajadora”. Facilidades para el despido, desconocimiento de convenios por rama y otros recortes forman parte del paquetazo “enmendado” del gobierno, presionado por la crisis mundial del capitalismo[1]. Luego de meses de combate Hollande insiste en esta contrarreforma y el proletariado francés viene extendiendo y profundizando su lucha.
La jornada del 31 de marzo significó una inflexión en la lucha de clases en Francia, no solo por la amplitud de las huelgas y movilizaciones, sino por la puesta en pie de asambleas políticas organizadas por el movimiento “Nuit Debout” (Noche en pie) en alusión a los combates nocturnos protagonizados por la juventud parisina. De esta forma, mientras la CGT de Martinez y demás centrales burocráticas siguen conteniendo la lucha de los trabajadores, el proletariado empieza a crear nuevos organismos que faciliten su combate contra la policía mercenaria y las bandas fascistas de la patronal bajo el estado de excepción decretado por el gobierno. La traición abierta de la burocracia de Martinez ha llegado al punto de renunciar a la derogatoria de la ley y pedir solo la eliminación de algunos artículos. Sin embargo, la izquierda reformista se ha dividido las tareas y una parte se ha infiltrado en el movimiento Nuit Debout (que también hace alusión a la primera estrofa de “la Internacional”[2]) para desarmarlo, aislarlo y extinguir sus llamas.
“Son un puñado de violentos que vienen para pelear y que no tienen nada que ver con nosotros”[3], dice “Jules” en relación a la juventud desocupaba que ha incendiado patrullas y puesto en pie piquetes. Esta es la posición semioficial de los dirigentes reformistas montados sobre el Nuit Debout que buscan así reproducir en las asambleas de la Plaza de la República la política pacifista de la burocracia sindical y la aristocracia obrera odiada por la juventud explotada. El intelectual pequeñoburgués Frédéric Lordon se llena de frases sobre la necesidad de una “República Social de los consumidores” pero no es capaz ni siquiera de organizar comités de autodefensa contra la represión de la “república burguesa” que financia sus estudios en el CNRS[4]. Por su parte, el periodista François Ruffin que también “apoya” Nuit Debout no tiene reparos en declarar: “Yo estoy por la regulación de los flujos migratorios. […] Yo estoy de preferencia a favor de la no-injerencia [en África]. Pero […] yo estoy por la regulación, del capital, de las mercancías, y de los trabajadores, de los refugiados. Esto no quiere decir el cierre de las fronteras, sino una regulación”[5]. ¡Y esta es la izquierda socialimperialista que inunda Nuit Debout!
Si jóvenes desocupados de los suburbios de París, gran parte de ellos de origen africano, se han alejado de este movimiento es debido justamente a esta política pacifista y racista que refleja los intereses de la clase media y la aristocracia obrera y no de los millones de explotados que están paralizando la economía francesa. Las asambleas políticas de delegados revocables son la mejor herramienta para combatir al Estado burgués y precisamente por eso unos buscan ahogar su espíritu mientras otros las descalifican cargados en brazos por Martinez o los burócratas “rupturistas” de las demás centrales sindicales. Las asambleas de la Plaza de la República son embriones de soviets, de organismos de doble poder que armados pueden ganar la simpatía de los soldados rasos y convertirse en una verdadera alternativa de poder de los trabajadores. Esto lo sabe bien la burguesía y por eso considera a este movimiento como un “peligro absoluto”[6]. Y por eso la tarea de la izquierda reformista es impedir la confluencia del conjunto de explotados y oprimidos en estos nuevos organismos. Tanto es así, que los “eurodiputados” Benito y Urbán del “Podemos” español han tenido que viajar hasta Paris para colaborar con sus pares franceses en el cumplimiento de esta misión contrarrevolucionaria[7].
Lo que está en juego en Francia es pues el estallido de la revolución proletaria europea que en Grecia y Ucrania ha tenido su puntapié inicial. La burguesía imperialista echa mano entonces de sus intelectuales “progresistas” dejando que publiquen en su prensa declaraciones como esta: “Después de la caída del muro de Berlín, el desafío al neoliberalismo ha tomado diversas formas: gobiernos ‘bolivarianos’ en América Latina en la década del 2000, ‘primaveras árabes’, Ocuppy Wall Street, ‘indignados’ españoles, Syriza en Grecia, campañas de Jeremy Corbyn y Bernie Sanders en Gran Bretaña y en los Estados Unidos […] Llamamos a todas las personas y organizaciones que no se resignan a este mundo tal como es a reunirse en las plazas, y a tomar parte, desde ahora, en la construcción de otro mundo!”[8]. Esta es la izquierda que propone nuevos “modelos” de capitalismo y que defiende gobiernos antiobreros como el de Syriza[9]. Jean-Luc Mélenchon, líder del “Partido de Izquierda”, es de esta escuela y junto al PC y demás partidos reformistas están conteniendo las fuerzas revolucionarias del proletariado francés para sacar réditos electorales después. Y es que estos oportunistas son seguidores del primer ministro Valls y su consigna: “¡La democracia, no es la calle! ¡La democracia es el voto!” [10].
Contra el socialchovismo de la aristocracia obrera y sus intelectuales a sueldo, el proletariado debe atar su destino a las luchas por la liberación de las colonias francesas de ultramar y del conjunto de países donde las transnacionales y el capital financiero comenten sus fechorías. Francia invadió Malí en África el 2013 y recientemente está bombardeando Siria, su antigua colonia, de la mano de los EEUU y la Rusia cipaya para salvar la dictadura de Al-Assad. Su campaña racista “antiterrorista” solo busca justificar la militarización de los barrios obreros y la persecución a los sindicatos como han dejado en evidencia los voceros de la patronal[11]. Contra todo esto se deben rebelar los trabajadores de Francia uniendo su combate a las revoluciones abiertas en Túnez, Grecia y Haití contra los mismos parásitos imperialistas que exprimen sus fuerzas. Los presos árabes y de la causa Palestina en Francia deben ser liberados. Es necesario plantear la expropiación inmediata y sin pago de cualquier empresa que despida trabajadores y el reparto de las horas de trabajo sin rebajar el salario. La gran banca debe ser confiscada para financiar así las principales demandas de los sectores más oprimidos.
El proletariado francés debe retomar sus tradiciones políticas desde la Comuna de París hasta el Mayo del 68 armando sus comités de autodefensa y llamando a los soldados rasos a unirse a su lucha. Las direcciones obreras deben dejar de boicotear este combate y convocar a la huelga general revolucionaria para traer abajo al gobierno de Hollande y su contrarreforma laboral. El ritmo de la lucha de clases en Francia ha creado todas las condiciones para poner en pie un partido revolucionario que encabece esta lucha y derrote a las dirigencias oportunistas que se oponen a la conquista de un verdadero gobierno de los trabajadores basado en su autoorganización y autodefensa. Nuevamente la clase obrera francesa puede señalar el camino de liberación de los explotados y oprimidos del planeta.
¡Arriba parias de la Tierra que la revolución proletaria debe triunfar!
¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa! ¡Por la refundación de la Cuarta Internacional!
ESOS RAROS REVOLUCIONARIOS QUE LE TEMEN A LA REVOLUCIÓN
El seudotrotskismo está jugando nuevamente un rol contrarrevolucionario frente a los principales test ácidos de la lucha de clases mundial. En Francia todas sus distintas corrientes y escisiones más allá de sus matices tienen acuerdo en que no están dadas las condiciones para llamar a la toma revolucionaria del poder. En realidad están de acuerdo en que estas condiciones no existen en ninguna parte del mundo ni existirán “durante mucho tiempo”. Su concepción gradualista de la construcción del partido revolucionario encubre su renuncia total a esta tarea conformándose con un puestecito en el Frente Popular de la burguesía “progresista” de la mano de sus amigos estalinistas. Por esta razón no podemos tomar en serio las críticas que hace la corriente de Alan Woods al falso gobierno socialista de Hollande, porque en realidad ellos están con los “verdaderos” socialistas de Mélenchon y el PC[12]. Esta gente es pues heredera del Frente Popular de León Blum que junto al PC traicionaron la revolución francesa de 1936[13] y no de los trotskistas que se organizaron para combatirlos. Partidos como Lutte Ouvriere se limitan a saludar las huelgas y su consigna máxima es “¡mostrémosles que nuestra cólera está intacta y que no aceptamos que la ley sea hecha por los patrones!”[14].
Para los morenistas de la LIT-CI la clave está en la mera presión económica: “¡Cuanto más rápido nuestras acciones traben la economía y afecten los lucros de la patronal y de los accionistas, más rápido alcanzaremos la victoria![15]”. De esto se deduce que la madre de todas las batallas sea la huelga general…pacífica y no-revolucionaria: “Las movilizaciones callejeras y las ocupaciones de plazas tienen gran importancia, pero la huelga general es capaz de paralizar un país […] Si una huelga general es capaz de impactar con fuerza durante un tiempo suficiente, ningún gobierno puede ejercer su poder”[16]. Pero, ¿acaso están planteando comités de autodefensa, soviets, etc.? Nada de eso. Contra ellos Trotsky diría exactamente lo mismo que sentenció contra el PC en ¿A dónde va Francia?: “¡Sólo charlatanes y fanfarrones miserables pueden, en las condiciones actuales, jugar con la idea de la huelga general, rehusándose al mismo tiempo a un trabajo serio para la creación de la milicia obrera!”[17]. Debido a esto desprecian los combates callejeros nocturnos del Nuit Debout al tratarse supuestamente de acciones por “fuera de las estructuras de la sociedad capitalista” y no en “los lugares de trabajo y estudio”[18]. Estas ideas reflejan fielmente el pensamiento de la aristocracia obrera para cual solo son trabajadores los ocupados y sindicalizados mientras que la inmensa mayoría de desempleados e inmigrantes serían solo “pobres diablos” condenados a vivir y luchar en las calles.
La misma posición defienden los gramscianos del FT y su fracción dentro del NPA francés: “Solo se necesita una chispa, algún sector clave de la producción que vaya a la huelga indefinida, para que se desencadene la dinámica más temida por el gobierno, la de una Huelga General que reúna a todos los sectores en lucha”[19]. La Huelga General sería para estos reformistas la unión aritmética de huelgas económicas y no el preludio de la guerra civil. Por el contrario, para Trotsky “La huelga general, al paralizar al estado capitalista en sus funciones, plantea el interrogante ¿Quién manda en la casa? Esta cuestión sólo se resuelve mediante el empleo de la fuerza armada. Por eso, una huelga revolucionaria que no conduce a la insurrección armada culmina inevitablemente con la derrota del proletariado”[20].
Por último, los seguidores de la “Quinta Internacional”, si bien proponen la puesta en pie de autodefensas, defienden en esencia esta misma concepción contrarrevolucionaria de la Huelga General: “Es bastante posible que el gobierno retrocederá enfrentado con una amenaza mortal (seria) de huelga general, especialmente si es movilizada a través de Asambleas generales (AGs) y coordinaciones locales de delegados desde los sindicatos, la juventud etc. […] Solo eso sería una importante victoria para la clase obrera”[21]. ¿Será cierto esto? Dejemos que el mismo Trotsky les responda: “La huelga general es la movilización de las fuerzas revolucionarias, pero aun no es la guerra. Es imposible utilizarla con éxito como manifestación o amenaza, es decir, limitarse a movilizar las fuerzas sin presentar batalla, salvo en circunstancias históricas estrictamente delimitadas […no cuando] las contradicciones han alcanzado su máxima intensidad y cada conflicto serio pone a la orden del día el problema del poder y la perspectiva de guerra civil”[22]. ¡Pero qué raros revolucionarios son esos “trotskistas” que se niegan hablar de la revolución!
[1] “En Francia, recuerda Thibault Mercier de BNP Paribas, el incremento de la productividad se viene frenando desde los años 70, cuando crecía a ritmos anuales superiores al 3% frente al 0,7% registrado desde el año 2000 y apenas el 0,3% desde la crisis financiera de 2008”. El País, “Francia, economía en estado de emergencia”, 09-03-16.
[2] “Debout! les damnés de la terre! / Debout! les forçats de la faim!” (¡En pie! Los parias de la Tierra / ¡En pie! Los condenados al hambre).
[3] El País, “Los indignados franceses buscan definir su lucha”, 29-04-16.
[4] José Bautista, entrevista a Frédéric Lordon, 06-04-16.
[5] Reporterre, entrevista a François Ruffin, 14-03-16.
[6] “Les idéalistes de Nuit Debout [manejan] notions aussi tragiquement symboliques que ‘l’expropriation des grandes fortunes et l’abolition de la propriété privée des moyens de production et d’échange’ révèle l’existence d’un danger absolu”, afirma el periodista de derecha Nicolas Beytout en su artículo “Nuit Debout, cauchemar pour tous” (Noche en pie, una pesadilla para todos), 28-04-16.
[7] El País, “Podemos desembarca en París para apoyar a los indignados franceses”, 06-04-16.
[8] Tariq Ali, Frédéric Lordon y otros (oportunistas), “Nuit debout peut être porteur d’une transformation sociale de grande ampleur”, 05-05-16.
[9] Ver nuestro artículo sobre Grecia.
[10] “La démocratie, ce n’est pas la rue! La démocratie c’est le vote!” en Libération, 08-06-16.
[11] “No se puede ceder al chantaje, a la violencia, a la intimidación, al terror” dice Pierre Gattaz en relación a las recientes manifestaciones. El País, “Francia entra en la fase crítica de la oleada de protestas”, 30-05-16.
[12] “El Front de Gauche, que es una alianza entre el Partido Comunista y el Partido de Izquierda (Parti de Gauche), que ganó 11.1% de los votos en la primera ronda de las elecciones, está en una posición para convertirse en un punto de reunión política para la oposición de masas a las políticas de austeridad y el capitalismo en el siguiente periodo”, escribía esta gente el 2012. Ahora solo se limitan a pedir asambleas a los sindicatos desconociendo al Nuit Debout y sus combates callejeros. Greg Oxley, “France: Sarkozy defeated, but what will Hollande do?”, 09-05-12.
[13] Ver el excelente artículo de León Trotsky “La revolución francesa ha comenzado”.
[14] Lutte Ouvriere, “Contre la loi travail, manifestons le 14 juin!”, 12-06-16.
[15] Unión Sindical Solidaires, “Francia: huelgas, protestas y bloqueos para trabar la economía”, 01-06-16.
[16] Los morenistas tampoco están por la expropiación de la burguesía sino por la fórmula keynesiana de inversión pública para “generar empleo, escapando de ese círculo vicioso” llamado capitalismo. Juan P., “Francia: Hacia un ‘15M’ de la clase trabajadora”, 17-05-16.
[17] León Trotsky, “Una vez más, ¿a dónde va Francia?”, 1936.
[18] N. François, “El movimiento Nuit Debout y el proyecto de transformación social”, 11-05-16.
[19] Revolución permanente, “Francia: París se moviliza en un clima de huelga general”, 09-04-16.
[20] León Trotsky, “El ‘Tercer período’ de los errores de la Internacional Comunista”, 08-01-30.
[21] Lassalle y Suchanek, “France: Strategy and Tactics against Labour Code ‘Reform’”, 13-06-16.
[22] León Trotsky, “Ahora le toca el turno a Austria”, 1933.