Sheinbaum a los pies del imperialismo

Cuando el planeta entero está siendo partícipe de una nueva carrera armamentística, Claudia Sheinbaum proclamó “la prevalencia del diálogo y el respeto” en las negociaciones por los aranceles con Trump. Esto es, por lo menos, una gran infamia. La política de Trump viene prevaleciendo en todos los lugares donde se va impulsando, y con mucho mayor cinismo en su patio trasero; prueba de esto es el reciente acuerdo con Panamá que legitima la presencia militar estadounidense permanente en el Canal. Por tal motivo, desde la Casa Blanca, Trump felicitó a Sheinbaum por la importante labor que viene sosteniendo para garantizar esta política.

En las negociaciones arancelarias entre México y EE. UU. lo que ha prevalecido es el acuerdo de dominación del T-MEC. Este tratado ha servido durante décadas para diezmar la industria nacional, quebrar el campo mexicano y extraer la mayor plusvalía del trabajo asalariado. Las renovaciones, ahora encabezadas por MORENA, no hacen más que legitimar este tratado de subordinación de México al imperio estadounidense, sus cadenas comerciales y a su capital financiero.

Con el mundo dividido entre países opresores y países oprimidos, la demostración política de Sheinbaum en el Zócalo solo sirve para engañar a los trabajadores haciéndoles creer que México es una nación libre y soberana. Sin embargo, Sheinbaum no solo es fuertemente colaboracionista con el imperialismo estadounidense, sino que quiere la integración de todo el continente para hacer frente “al avance económico y comercial de los países asiáticos”.  Es decir, no solo está dispuesta a hacer de México un peón en el dominio estadounidense, sino que pretende que toda América Latina sirva a esos intereses.

Los discursos sobre la “integración americana” con una potencia mundial enmascaran las relaciones de dominación imperial. De hecho, bajo esta idea los Estados Unidos impusieron dictaduras e impulsaron sus tratados de “libre comercio” con el resto de las naciones de América Latina. Esto provocó la dependencia cada vez más cínica de estas naciones al imperialismo. Como resultado, las clases dirigentes quedaron como socias menores del saqueo de sus propios países y disputándose las migajas del botín de las transnacionales, en muchos casos con las armas en la mano. Esta es la triste realidad de una burguesía semicolonial que no le queda más que ceder ante la extorsión del capital extranjero.

Mientras tanto, las transnacionales imponen todo el poder que tiene para seguir subordinando al país. Estas empresas hacen jugosos tratos con el gobierno mientras desplazan a la población del campo y se aprovechan de la mano de obra. Cada año migran miles de hijos de campesinos para abastecer las agroindustrias de Sinaloa, Sonora, Baja California, Guadalajara entre otros estados. Estos caminos se han convertido en verdaderos pasos de la muerte y los trabajadores son víctimas de estafas, robos, desapariciones y asesinatos. En tanto que las empresas agroindustriales han sido las que más se han beneficiado del tratado de “libre comercio”. Sus ganancias han aumentado estrepitosamente, pero se cimientan sobre la sangre de los más de 2 millones de jornaleros que dejan la vida en sus campos.

Por otra parte, las cifras de las últimas décadas han demostrado la dependencia alimentaria de México a EE. UU. Prácticamente la mitad del maíz que se consume en el país es importado actualmente. Incluso, una demanda que intentó en ese entonces negociar el gobierno sobre la limitación del consumo de maíz amarillo (casi todo este maíz se importa de EE. UU.), se consideró infundada porque vulneraría la sacrosanta “libre competencia” estipulada en el T-MEC, a pesar de que se argumentaba que su consumo podría ser perjudicial.

En 2022, cuando el gobierno intentaba afrontar la inflación creciente firmó un acuerdo con varias transnacionales permitiendo la importación de alimentos sin regulaciones ni aranceles con el único requerimiento de que las empresas firmantes se comprometieran a garantizar alimentos de calidad y libres de contingencias sanitarias. Este acuerdo fue renovado en el gobierno de Sheinbaum. Las transnacionales imponen jueces en sus mesas de negociaciones para ganar disputas sobre el maíz, y ahora solo debemos confiar en su palabra para que prefieran la salud de la población y no sus ganancias, es decir, la política de MORENA ha pasado de la humillación al ridículo.

En detrimento de los productores nacionales, el gobierno de MORENA continuó profundizando la destrucción del campo promovida y sostenida por el PRI-PAN-PRD. Obrador eliminó financiamientos para los productores y destinó de manera directa algunos apoyos económicos y fertilizantes a un pequeño porcentaje de ellos. De esta manera se avanzó en una política suicida que, en última instancia, terminará profundizando las desigualdades del campo enriqueciendo a una capa de agricultores.

Este orden se mantiene mientras aumentan las desapariciones y vemos que no paran de encontrarse fosas clandestinas. El caso de Teuchitlán en Jalisco ha dejado claro que México es un cementerio a plena vista de todos. A pesar de que el gobierno, como todos los anteriores, trata de minimizar el hecho, negarlo o simplemente eludir su responsabilidad, lo cierto es que, los casos de desaparecidos no pueden ocultarse más.

Recordemos el caso de los estudiantes de Ayotzinapa, en el que la entonces Procuraduría General de la República (PGR) impuso su llamada “verdad histórica”, negando la responsabilidad del gobierno, en la que incluso estuvo involucrado Omar Harfuch, enviado ahora por el gobierno para coordinar acciones de seguridad con el FBI. Hoy, varios exfuncionarios de esa desaparecida institución se encuentran procesados. Y ahora, en el caso de Teuchitlán, Sheinbaum salió a respaldar la versión de la Fiscalía General de la República (FGR) del denunciado y condenado Alejandro Gertz Manero. Así es como están las instituciones de Estado burgués: llenas de este tipo de funcionarios que no tienen el menor reparo en cometer todo tipo de corrupción y luego volver a las funciones públicas.

Mientras tanto el gobierno de Sheinbaum tiene la necesidad de maniobrar entre el imperialismo y las masas hambrientas. Por un lado, las cámaras y organizaciones empresariales están con ella, le han dado su voto de confianza, confían en que las Fuerzas Armadas seguirán manteniendo al país en medio de una guerra contra los pobres, contra los luchadores sociales, contra los campesinos, contra las madres buscadoras, contra los normalistas y contra cualquier sector que se salga del control partidario de MORENA; por otra parte, los dirigentes de las organizaciones populares son las encargadas de mantener ese mismo orden al interior del movimiento de masas, disciplinando toda lucha que intente enfrentarse al gobierno y lo hacen bajo la excusa de no hacerle “juego a la derecha”.

Ante esta situación de guerra constante y desapariciones, los dirigentes de las principales centrales sindicales se subordinan al gobierno de Sheinbaum, colaboradora eficaz de Trump y del imperialismo. Esta política sostenida por una capa de académicos “simpatizantes” con el proyecto de la Cuarta Transformación solo ha servido para desorientar y desarmar a los movimientos que luchan por sus más elementales demandas. En lugar de buscar la unidad con los campesinos pobres, con los jornaleros, con los pobres de la ciudad y con el ejército de desempleados, los dirigentes de los trabajadores en la ciudad prefieren buscar apoyo en algunos funcionarios “progresistas” para enfrentarlos con los “conservadores”.

Partidos estalinistas y pseudotrotskistas funcionan como pata izquierda de este régimen, criticando a algunos dirigentes de MORENA, intentando “forzar al partido”, hablando de “una revolución interna organizada”, de “cerrar el paso a la burguesía” en el partido de gobierno y demás frases estúpidas repitiendo sus viejos errores cuando sostenían al PRD. Estos reformistas no han aprendido nada y llevan a las masas a nuevas traiciones y masacres.

Digan la verdad señores: detrás del gobierno de Sheinbaum se enconden los viejos funcionarios del PRI, los criminales del PAN, la casta militar asesina y la contrarrevolución que espera el momento para lanzar nuevas masacres.

En lugar de pelear por la más elemental independencia política de clase de todos los partidos burgueses y del gobierno, los dirigentes reformistas se esconden tras la burguesía de MORENA, tras sus mesas de negociaciones a espaldas de las bases. Basta de esta política de colaboración. Esta “táctica” es el programa del reformismo que ahora agacha la cabeza a la burguesía, pero que luego, algunas de sus fracciones tenderán a la radicalización alejándose de las masas y echándoles la culpa de su pasividad.

Para esto es necesario recordar algunas líneas del Programa de Transición: «Si es criminal volver la espalda a las organizaciones de masas para contentarse con ficciones sectarias, no es menos criminal tolerar pasivamente la subordinación del movimiento revolucionario de las masas al contralor de pandillas burocráticas abiertamente reaccionarias o conservadoras disfrazadas de ‘progresistas’”.

Es un deber del momento combatir estas tendencias burocráticas y conservadoras dentro de los organismos de lucha que se encuentran activos, solo así se abrirá el camino para que los millones de explotados salgan a la lucha en esta semicolonia disfrazada de nación libre y soberana. Solo el proletariado organizado puede llevar adelante una política independiente de todas las fracciones burguesas y pequeñoburguesas. Solo la clase obrera apoyada en el campesinado más pobre puede encabezar el movimiento de liberación nacional y llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Con esta alianza se podrá hacer frente al imperialismo luchando por derrocar al gobierno colaboracionista de MORENA, PRI y PAN y MC. Qué valioso resulta para el imperialismo, gentes como Claudia Sheinbaum, que refuerza la imagen de un país imperialista con quien se puede hacer tratos respetuosos mientras asesina hombres, mujeres y niños en Palestina.

Solo combinando las tareas democráticas burguesas con las de la revolución proletaria es que los pobres del campo obtendrán la tierra, crédito barato y justicia para sus hijos.  Solo así se dejará de pagar la fraudulenta deuda externa, se echarán a los militares que se preparan en todos los lugares del país para cometer más crímenes contra las comunidades y se expropiarán las transnacionales para ponerlas al servicio de las principales necesidades de los pobres bajo su control. Hay que pelar por la construcción de organismo de poder que sean capaces de ajusticiar a todos los criminales del Estado y la burguesía. Solo armándonos adecuadamente dejaremos de ser víctimas del saqueo y de la guerra que las clases dominantes nos han declarado. Solo con la dictadura del proletariado y el socialismo mundial realizaremos todas nuestras demandas. Para esto necesitamos refundar la Cuarta Internacional, para orientar al proletariado en las revoluciones que se avecinan en las colonias, semicolonias y las metrópolis de las potencias.

¡Abajo el gobierno de Sheinbaum y de las transnacionales!

¡Abajo el imperialismo yanqui!

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