Una nueva campaña electoral para engañar a los trabajadores

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Las recientes marchas convocadas contra Keiko Fujimori constituyen una verdadera trampa para los trabajadores del campo y la ciudad. Estas marchas no han sido convocadas por ninguna reivindicación social concreta, ni política ni económica; no van dirigidas contra la constitución del golpe, ni contra la minería transnacional, ni contra el TPP; se trata de marchas político-electorales contra un solo candidato y por lo tanto haciéndole juego a todos los demás. Su objetivo declarado es exigir al JNE la tacha de la candidata fujimorista de la misma forma que se tachó la de Acuña y Guzmán. La tacha debe proceder porque hay pruebas de que Keiko entregó dinero a cambio de votos, violando el reglamento electoral.

Es decir, el partido de la dictadura, del genocidio y las esterilizaciones forzadas debe ser tachado no por estos crímenes, sino por comprar votos como hace cualquier partido patronal. Esto es legitimar el fraude de la constitución fujimorista y sus leyes que permiten montar elecciones con criminales y delincuentes probados. Estas no pueden ser unas elecciones democráticas ni siquiera desde el punto de vista burgués. Lo que sucede aquí es impensable en EEUU o España. Por eso la prensa imperialista se burla y condena un proceso electoral que está viciado en su origen pero que finalmente responde a los intereses de sus dueños.

Estas marchas por la tacha de Keiko le hacen juego directamente al norteamericano Pedro Pablo Kuczynski que no ha cometido ninguna falta contra el reglamento electoral. En ese sentido esta campaña “KeikoNoVa” es más vulgar políticamente que la campaña “NoaKeiko” con la que la izquierda reformista llamó a votar por Humala como “mal menor”. En esa oportunidad se puso en primer plano no solo los crímenes del régimen sino su política entreguista a las transnacionales. Esto ahora no es posible porque en estas marchas participan también los seguidores del sionista Julio Guzmán y del belaundista Barnechea, ambos defensores abiertos del TPP y de la trasnacionales. Nos quieren hacer creer que un gobierno de estos personajes sería radicalmente diferente al de Keiko, cuando todos defienden por igual los intereses del capital financiero.

De este fraude y de esta farsa electoral participa, a pesar de sus críticas, el Frente Amplio porque finalmente representa también a la CONFIEP y a las transnacionales a las que no plantea expulsar, sino “fiscalizar”, mientras vota por el ingreso de tropas extranjeras y apoya los bombazos de Francia sobre Siria para salvar Al-Assad. En sus filas militan incluso narcotraficantes, expulsados a última hora para salvar su imagen. Los dirigentes obreros y campesinos de la izquierda bolivariana dentro de este Frente Popular están nuevamente engañando a los trabajadores, sembrando falsas ilusiones en un proceso electoral podrido de raíz al que no renunciarán porque sus ambiciones políticas están por encima de los intereses de los trabajadores. En lugar de poner todas sus fuerzas en la lucha contra el TPP y en apoyo a Ucayali, están legitimando estas elecciones fraudulentas montadas por la patronal.

Pero a esta izquierda electorera se le está cayendo la máscara cuando vemos como La Habana recibe al genocida Obama con los brazos abiertos. Están boicoteando conscientemente el apoyo a los trabajadores de Siria, Ucrania y América Latina que sufren y combaten la opresión del imperialismo norteamericano. En Grecia, la izquierda reformista también llamó a votar por el Frente Popular de la mano de Syriza y el resultado fue un gobierno más a los pies de la Unión Europea. En Venezuela, la crisis económica y política desnuda la farsa del “socialismo del siglo XXI” a los pies del capital. Los seguidores de Goyo, de Cerrón, del FUDEPP y del seudotrotskismo en sus distintas variantes son defensores también de esta política internacional de traición a la revolución proletaria. El confusionismo e infantilismo de los anarquistas no pueden constituir por su parte ninguna alternativa seria frente al oportunismo electoral.

Contra este fraude debemos organizar una verdadera lucha antiimperialista contra la constitución fujimorista, el TPP, el TLC, la deuda externa, las grandes mineras y las bases militares extranjeras. Los dirigentes reformistas deben romper con la burguesía del Frente Amplio y convocar de forma urgente un gran congreso de todos los explotados, encabezado por la Zonas y resguardado por verdaderos comités de autodefensa, para votar un plan de lucha común por todas y cada una de nuestras demandas. Con esto se crearían las condiciones para una alternativa revolucionaria de poder, abriendo paso a nuevas jornadas de la revolución socialista latinoamericana. Ahora más que nunca los trabajadores necesitan una nueva dirección política para llevar a cabo estas tareas, necesitan construir su propio partido revolucionario y refundar la Cuarta Internacional.

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