Bangladés: ¡Viva la lucha de la juventud proletaria contra el Gobierno sirviente del imperialismo!

Banglades-nota

Los medios internacionales ya anuncian más de 200 muertos en las masivas protestas en Bangladés contra el Gobierno de turno. Estas manifestaciones, encabezadas principalmente por los estudiantes universitarios, estallaron las primeras semanas de julio debido a las cuotas de trabajo que beneficiaban a los círculos cercanos al Gobierno, llevando a una juventud desempleada a las calles.

Es que es precisamente la juventud sin futuro la que denuncia que el Gobierno siga administrando los empleos gubernamentales en beneficio de las élites que gobiernan el país y que poseen los mejores salarios de la nación luego de lograr su independencia de Pakistán. Con un 30 % de parias que no pueden trabajar ni estudiar, la indignación creció luego de un periodo de aparente crecimiento económico que generó expectativas, pero que la crisis provocada por la pandemia terminó frenando e incrementando los índices de desigualdad social.

Luego de que el Gobierno de la Liga Awami, presidido por la primera ministra Hasina sostuviera este sistema de cuotas, se iniciaron las primeras manifestaciones que fueron violentamente atacadas por grupos de choque del Gobierno. Inmediatamente después la juventud desempleada salió enardecida a incendiar las calles, por lo que el Gobierno se vio en la necesidad de enviar todas las fuerzas de régimen para disipar las movilizaciones que escalaron rápidamente.

Luego de semanas de intensas protestas y más de un centenar de muertes, la Corte Suprema se vio obligada a eliminar este sistema de cuotas que favorecía en más del 50 % de plazas públicas a una casta por nacimiento. Sin embargo, aunque las manifestaciones fueron prohibidas y se suspendieron los servicios de Internet, la juventud siguió en pie de lucha desafiando al régimen genocida.

En su cuarto mandato, Hasina se enfrenta ahora a la juventud explotada que ya no está dispuesta a soportar el aumento del costo de vida en un país encadenado a los préstamos del Fondo Monetario y el aumento de los precios del petróleo causado por guerras como la de Ucrania. La situación económica del país se ha complicado más por tener que pagar por las importaciones de gas con sus escazas reservas de dólares, lo que ha llevado al país a un creciente endeudamiento con los organismos del capital financiero internacional.

Una tradición de lucha

Este impulso de masas sin duda tiene sus antecedentes en las principales jornadas de lucha que los trabajadores protagonizaron en los últimos años. Bangladés es considera como la segunda fábrica de textiles del mundo después de China. Esta nación de proletarios esclavizados abastece las principales marcas de la moda de EE. UU, Europa y Australia; y sus trabajadores no ganan ni siquiera el salario mínimo, siendo mujeres el 70 % de este sector.

Con desastres como el de Rana Plaza que se cobró la vida de al menos 1138 trabajadores en 2013, se hizo más que evidente las deplorables condiciones de vida en los edificios donde eran obligados a laborar a pesar de las grietas como en el caso de Sohel Rana. Este sector que representa la última cadena de suministros en la industria de la moda sostiene más del 80 % de las exportaciones del país, y mantiene a sus trabajadores en la total miseria y al borde del precipicio.

Esta catástrofe del capitalismo produjo en los años siguientes una oleada de organización de sindicatos que exigían mejores condiciones de vida y de trabajo para la mano de obra esclavizada por el imperialismo en esta región. Aunque se formaron más de 400 sindicatos, estos solo representaban el 10 % de las fábricas textiles en el país. El gobierno intenta negociar con estos organismos, mejorar ciertas condiciones de algunos trabajadores, quedando fuera millones de asalariados que solo en momentos excepcionales salen a la lucha.

Diez años después, todos los responsables de esta masacre siguieron impunes y las mujeres encabezaron la llamada “Revuelta de las tejedoras” que exigían aumentos salariales e hizo tambalear el gobierno. Los representantes de los propietarios argumentaron que este aumento ocasionaría el cierre y despidos de miles de trabajadores. Lo que sabemos es que a los únicos que beneficia esta explotación es a la burguesía que parasita del trabajo ajeno y que no está dispuesta a renunciar a sus jugosas ganancias de plusvalía a costa de la vida de millones de mujeres trabajadoras.

En las jornadas del 2023 se registraron muertes y heridos y más de 10 mil obreras fueron perseguidas por la justicia burguesa luego de varios días de huelga y choques con la policía del régimen. Los trabajadores decidieron ocupar las fábricas y tomar las carreteras lo que puso en cuestión el dominio de la burguesía.

Una historia de traiciones

Durante mucho tiempo el Partido “Comunista” del país ha venido sosteniendo la política de la burguesía nacionalista en los procesos de independencia uniéndose incluso en Frentes con el actual partido gobernante, la Liga Awami. Esta vieja política estalinista trajo consigo graves consecuencias para el proletariado que terminó siendo masacrado luego por el régimen que se impuso en la nación en 1975, demostrando una vez más a donde lleva esta política de subordinación de la clase obrera al nacionalismo burgués como nos enseñó la experiencia de la revolución china de 1925-27. Esta misma tradición de conciliación la demostró en la lucha contra la dictadura de Hissain Muhammad al sostener al nacionalismo burgués. Esta política casi lo lleva a la disolución.

Con un verso socialista, apoyado fuertemente por el Partido “Comunista” y el Partido “Socialista”, el nacionalismo burgués pudo disciplinar a las masas proletarias y sostenerse en el Gobierno. La Liga Awami, ahora administra el régimen burgués a los pies del imperialismo por más que el PC y el PS se hayan empeñado en sostenerlo, esto solo demuestra la traición de las viejas direcciones de la clase obrera.

Como se ve, esta misma política estalinista se ha venido sosteniendo en diferentes partes del mundo como en la región de los países árabes, con Gadafi en Libia, Al Assad en Siria y el chavismo en América Latina. Lo que comprueba que estas burguesías terminan poniéndose a los pies del imperialismo, pero con palabrerías nacionalistas o hasta socialistas.

Todos a las calles contra el Gobierno del imperialismo

Como podemos darnos cuenta, esta lucha no está aislada históricamente. Este último ataque a la juventud desempleada solo se suma a larga lista de saqueo y miseria a la que es arrojado uno de los sectores más explotados del planeta. Las tradiciones de lucha deben retomarse y la clase obrera debe salir nuevamente al combate, tomando las fábricas, imponiendo comités de huelga, para hacer temblar el régimen del capital que es el verdadero productor de la miseria que utiliza a su junta de gobernantes para saquear la nación y mantener en la miseria a millones de trabajadores ocupados y desocupados.

Los dirigentes sindicales deben llamar de inmediato a la movilización de todas los explotados del país, del movimiento en las calles deben formarse nuevos organismos de lucha que puedan albergar a todos los explotados y desocupados, para que dirijan la lucha contra el Gobierno hambreador. Estos organismos deben impulsar la formación de comités de autodefensa para terminar con la masacre que ha impuesto el régimen. Los tanques están en las calles, la conquista de los soldados rasos se hace una tarea necesaria para la juventud explotada.

Solo un impulso de esta magnitud hasta conquistar la toma del poder y la expropiación de la burguesía, pude terminar con el saqueo y endeudamiento de la nación que se roba la vida de millones de trabajadores a costa del lucro del capital financiero y que somete a esta pobre nación de más de 170 millones de habitantes. Los partidos de oposición como el Partido Nacionalista de Bangladés solo han demostrado su servilismo al imperialismo, es necesario la acción independiente de la clase obrera para no quedar subordinados a las burguesías locales que ahora critican al gobierno de Hasina.

Esta es la política de clase que podrá hacer avanzar la lucha y conquistar verdaderos empleos para toda la juventud desocupada, y mejores condiciones laborales para los millones de trabajadores y niños que sufren todos los días la aplastante miseria a la que el capital las somete. Solo la conquista del poder por el proletariado y el socialismo mundial puede garantizar que los derechos más elementales se cumplan.

La lucha debe incendiar el contienen asiático, que ayer en Myanmar salía a las calles contra la dictadura militar, al igual que es posible que salga al combate el poderoso proletariado chino. En ese sentido, se hace necesario poner en pie un partido revolucionario que pelee por la refundación de la Cuarta Internacional para llevar las mejores lecciones de la lucha histórica de la clase obrera. 

¡Abajo el Gobierno de Hasina!

¡Por la movilización internacionalista de todos los explotados del continente asiático!

¡Por la refundación de la Cuarta Internacional!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *