Kenia

Que se abra la revolución en Kenia y en todo el continente africano

En los últimos días, el proletariado de Kenia ha protagonizado un enorme levantamiento incendiando el parlamento burgués como respuesta a un proyecto de ley del Gobierno que aumentaba los impuestos a los trabajadores. Las manifestaciones se concentraron en la capital Nairobi, el presidente William Ruto tuvo que enviar al Ejército para dispersar a las masas que asediaban las principales instituciones del régimen.

Desde su independencia formal de la Corona británica, Kenia ha sido un eslabón fuerte para el dominio estadounidense en la región del África oriental. En el pasado mayo, el presidente keniano se reunió con Biden para encabezar la intervención militar en Haití demostrando su fidelidad a Washington y a sus planes imperialistas. Considerado como una “democracia” estable en la región, este país ha acumulado una fuerte deuda externa agravada con el ascenso anual de la inflación y el aumento del combustible y de los alimentos básicos. Por esa razón, se implementaron los planes de ajuste que provocaron el desborde de la juventud proletaria en las principales ciudades del país como Mombasa, Kisumu, Migori y Homa Bay.

Agravado en un contexto internacional de crisis y masacres, el imperialismo busca reforzar las cadenas de opresión en este continente luego de aplastar las revoluciones del Magreb. Sin embargo, este enorme levantamiento demuestra una vez más que las masas proletarias están dispuestas a dejar la vida para detener el avance del capital. Al grito de: ¡Ruto debe irse!, la juventud ha tomado las principales calles de la capital, poniendo en cuestión el régimen de la burguesía.

En esta nación, que tuvo sus primeras elecciones multipartidistas en 2002, las libertades democráticas son aplastadas por el gobierno de turno que tuvo que recurrir a las Fuerzas Armadas para contener el ascenso revolucionario al desbordar el control policial. Más de 20 muertos han dejado estas jornadas de protestas, pero la juventud, principal motor del levantamiento, no se detiene.

El régimen se vio obligado a retroceder en su medida ante las protestas, pero esto no ha sido suficiente para detener el despertar el proletariado keniano. Aunque la ley ha sido retirada, las calles no han sido abandonadas. Esta situación se diferencia a las manifestaciones del año pasado que convocó la oposición encabezada por Raila Odinga.

El descontrol ha sido denunciado por todos los políticos de la burguesía como una situación muy crítica, debido a la irrupción espontánea de las masas que ha escapado al control de alguna élite de los partidos burgueses de oposición como el de Odinga. Lo cierto es que la coalición opositora de Odinga, como el conjunto de partidos que gobierna Kenia, han sido los fieles guardianes del capital en este país, cumpliendo fielmente las órdenes del FMI y del Banco Central.

Raila Odinga ha tratado de llegar a la presidencia de cualquier forma, incluso pactando con el expresidente y rabioso anticomunista Moi, quien gobernó el país durante 24 años, llegando a ser su ministro de Energía. Este acuerdo fue fuertemente cuestionado por sus entonces partidarios. Además, en varias oportunidades trató de pactar con sus oponentes para poder llegar al poder, ocupando cargos importantes en los gobiernos de Kibakki y de Uhuru Kenyatta, un millonario acusado de crímenes de lesa humanidad en la crisis del 2007 – 2008, donde luego del proceso electoral se produjeron más de mil muertes y 600 000 desplazados.

El país se compone de diversas comunidades étnicas, cuya situación ha sido usada para intereses de las élites que gobiernan directamente desde la independencia. Sin embargo, gran proporción de la juventud ha hecho eso a un lado y ha convergido en las calles como explotados por el capital y sus planes de ajuste.

El problema de la nación es el problema de la lucha de clases que enfrentan a los más de 80 % de trabajadores que se encuentran en informalidad frente a un grupo de multimillonarios que gobierna el país. Esta situación solo puede ser resuelta con los métodos de la lucha de clases del proletariado que ha demostrado toda su vigencia para enfrentar a un gobierno que prometía “ayudar a los pobres”, pero que se ha encargado de seguir los mandatos de Washington mientras su casta militar y policial goza de los beneficios de intervenir en Haití a cuenta del imperialismo.

La verdadera independencia solo puede ser lograda por la revolución proletaria que acaudille a los campesinos que padecen hambre, y no por los políticos de la burguesía que terminaron escapándose por los túneles del parlamente cuando la juventud irrumpía en el recinto. El proletariado demuestra una vez más que sus métodos revolucionarios son los únicos capaces de hacer retroceder a la burguesía.

Las manifestaciones deben continuar siendo encabezadas por la juventud explotada que debe formar sus propios organismos de lucha independientes del Estado burgués y de sus políticos a sueldo. Frente a la brutalidad policial es necesario recurrir a los métodos de autodefensa armada. La crisis del capitalismo que produce la carestía de la vida solo provocará más miseria y saqueo de la nación, que frente a la coyuntura actual condena a millones de personas en las semicolonias africanas al hambre.

Esta llama encendida sobre los escombros del parlamento burgués debe extenderse por todo el continente africano y desatar la furia del proletariado trayendo abajo los gobiernos como en la revolución del Magreb y Medio Oriente. Es necesario la unidad internacional de las masas hambrientas y explotadas que luchan desde las metrópolis imperialistas hasta las colonias saqueadas por las potencias. El genocidio en Palestina demuestra la necesidad de la revolución socialista para terminar con esta barbarie.

Para lograr la unidad del proletariado es necesario refundar el partido de la revolución mundial: la Cuarta Internacional, que retomó el mejor legado del bolchevismo revolucionario que logró la independencia de las naciones sometidas al imperio ruso, logrando la unidad de las naciones oprimidas para enfrentar el imperialismo. La Historia ha demostrado con la fuerza de los acontecimientos la única manera en que las naciones oprimidas pueden liberarse verdaderamente de su yugo colonial.

¡Por la liberación del África proletaria de las garras del imperialismo!

¡Por la refundación de la Cuarta Internacional!

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