PARAGUAY: En medio de la pandemia y la cuarentena, la lucha está en las calles.


Los revolucionarios no queremos traer abajo la cuarentena para volver a la “tranquila” y “pacífica” lucha de clases como se imagina haciéndolo en un futuro el reformismo. Llamamos a romper la cuarentena porque la revolución callejera es el único método para salvarnos de la miseria y las enfermedades dentro del capitalismo. La burguesía necesitó la cuarentena policiaca para intentar salvar su colapsado sistema de salud y para militarizar los barrios obreros a pesar de que esto infringiera un relativo daño al sistema económico, de cualquier manera, el capitalismo sobrevive.
¿Cuarentena o vacunas?
La clase obrera ha soportado las mayores privaciones en cuarentena, pero esta situación se tornó insostenible, el hambre terminó empujando a los trabajadores a la calle y con ello el programa reformista a favor de la cuarentena quedó en la basura. En todo el mundo los proletarios se levantan por pan, contra la opresión y ahora en Paraguay también por vacunas. Esto no significa más que la lucha por el tratamiento del cual los pobres no disponían en cuarentena. Este era el único método posible para poder salvarnos de la enfermedad y el hambre y no el encierro como pretendía el reformismo y el aparato estatal burgués. Mientras los ricos accedían a los mejores hospitales, tratamientos y luego a las vacunas sobornando a sus funcionarios estatales, a los pobres nos obligaban con los militares en las calles a permanecer encerrados y morir.
Por esta situación fue que el 5 de marzo las masas pobres paraguayas irrumpieron en las calles exigiendo vacunas y denunciando la corrupción innata al sistema político de la burguesía. No hay medicinas, no hay camas ¿cuál es la salida? Las masas la señalan: La revolución en las calles. Nos recomendaron y exigieron encerrarnos cuando no teníamos ni casas, ni agua, ni alimentos, renunciando “temporalmente” a la lucha en las calles. Esto ha fracasado, el proletariado paraguayo se abrió paso ante la ineptitud y la traición de sus direcciones como lo hacen ya en todas partes del mundo. Y es que la lucha de clases no espera que los bandos se encuentren en las mejores condiciones para empezar a enfrentarse. El poderoso instinto revolucionario de las masas sale al combate y exige jefes a la altura, pero solo encuentra burócratas cobardes que lo llamaron a quedarse en casa.
Los enfrentamientos se dieron en las principales ciudades del país, en capital la juventud combatía ferozmente llegando a incendiar la sede del Partido Colorado de Cartes y Abdo así como instalaciones del Ministerio de Hacienda forzando la renuncia del Comandante de la Policía Nacional. A pesar de la dimisión de algunos ministros, las marchas se sucedían en toda la nación terminando con cientos de detenidos, heridos y un muerto mientras la oposición intentaba un infructuoso juicio político contra el presidente. La lucha de clases ponía a las masas paraguayas en combate como lo hiciera en 2017 frente a una maniobra del ejecutivo para intentar perpetuarse en el cargo. Ahora la crisis política se agudizaba en medio de la crisis sanitaria.
Al inicio de la pandemia, el gobierno de Mario Abdo Benítez servía como ejemplo para América Latina en la lucha contra el virus, los meses siguientes se encargaron de desbaratar este mito. La burguesía creyó controlar la pandemia imponiendo una de las cuarentenas más estrictas de la región. Pero el hambre y la indignación iban recorriendo los barrios proletarios y despertando a las masas empobrecidas que venían padeciendo la muerte y la miseria. Se actuó con la misma lógica que en la mayoría de los países del mundo, usando la cuarentena militar para salvar la vida de los palidecidos sistemas de salud de la burguesía y traicionando los métodos revolucionarios para pelear por las medicinas y hospitales que nos hacían falta.
¡Hay que expropiar a los parásitos!
Para esto es necesario expropiar sin pago y bajo control de los trabajadores de forma inmediata a los hospitales privados, las residencias y hoteles de la burguesía para facilitar el aislamiento de los más vulnerables y que la juventud pueda salir a trabajar y luchar por medicinas llevando tras de sí a las masas empobrecidas de la nación. El pueblo pobre debe conquistar sus organismos de lucha que sirvan como poder organizado del proletariado para arrebatarle el control del país a una junta de funcionarios y parásitos burgueses que viven succionando la sangre de los oprimidos. Audazmente el proletariado levantará consignas transicionales que le permitan ganarse a las masas de la ciudad y el campo. Ante la fuerte represión del gobierno se deben formar comités de autodefensa para enfrentar las fuerzas policiales y agrietar el aparato militar ganándose a los soldados rasos. Esta lucha no es aislada sino en vinculo directo con las que se vienen desarrollando en el continente como en Formosa, ciudad fronteriza de Argentina que venían exigiendo el fin de la cuarentena.
La lucha de los hambrientos y oprimidos se extiende en todo el planeta como en Myanmar donde el proletariado viene enfrentando la dictadura militar combatiendo en las calles. La unidad internacional del proletariado es fundamental para enfrentar el plan de la burguesía de someter aún más a las semicolonias a las cadenas del imperialismo. Estos métodos de la revolución proletaria son la única alternativa que tenía el pueblo pobre frente a la crisis, la opresión, la corrupción y la pandemia.
Por el contrario, el programa reformista era claro, había que exigir al gobierno burgués la cuarentena, así leemos en Izquierda Diario: “la gestión del Gobierno de Abdo Benítez, aliado de Bolsonaro en Brasil, fue quitarle importancia a la enfermedad”. Ahora han omitido absolutamente hablar del confinamiento, pero al indicar que el gobierno de Abdo minimizó la enfermedad, al igual que lo hiciera Bolsonaro, se refieren al haber “relajado” la cuarentena. Es decir, lo que estos reformistas piden es que vuelva la cuarentena más drástica de la región, mientras que las masas demandan medicinas y vacunas.
Lo que hacía falta era un plan para continuar con la lucha, este plan ha sido llevado adelante por las masas instintivamente. Desde que inició la pandemia las masas continuaron con su lucha mientras los partidos socialdemócratas, estalinistas y pseudotrotskistas capitulaban ante la política de confinamiento de la burguesía. Ahora tendrán que explicar al proletariado por qué no llamaron a las calles hace un año cuando El Líbano proletario incendiaba los bancos. Ahora en medio de la segunda ola de la pandemia, estos traidores al socialismo tratan de cubrirse las espaldas e intentan ponerse a la cabeza nuevamente de las masas en lucha, pero para contenerlas por enésima vez. No nos extrañaría que hipócritamente llamen a marchar ahora por el Primero de Mayo mientras que hace un año realizaban sus protestas virtuales entregando las calles a las fuerzas militares y policiales del régimen burgués. Estos burócratas cobardes hacen del cinismo y el oportunismo su política oficial para guiar al proletariado.
Podrán decir que antes no había vacunas y que ahora que ya existen “Sí marchamos”, como si hace un año el proletariado no hubiese tenido la necesidad de luchar, mucho menos podrán decir que los que salen a las calles ahora ya están vacunados. Hace un año había medidas de seguridad, tratamientos, capacidad de implementar y expropiar los hospitales a los empresarios de la salud y sin embargo los reformistas prefirieron el confinamiento que le salvaba la vida a estos pequeñoburgueses mientras el proletariado seguía muriendo de hambre y de cientos de enfermedades más. Ahora en Paraguay tenemos en las calles a los familiares de los enfermos exigiendo medicinas, hospitales y vacunas.
Recientemente pudimos ver a la Fracción Trotskista llamando en Argentina a 45 años del golpe: “A la Plaza de Mayo y a todos los centros del poder político de todo el país, con todas las medidas de cuidado y seguridad por la pandemia” y “En oposición a la defección de los organismos ligados al gobierno del Frente de Todos de Alberto Fernández y Cristina de Kirchner y de la CGT y CTA, que han definido desmovilizar”[1]. Sin embargo, tenemos que hacerles recordar a estos traidores que el año pasado para el Primero de Mayo nos proponían “ver y difundir un novedoso acto internacional” y a sumarnos a su “gran acto on line del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad”[2]. Lo único novedoso de estos reformistas es la capacidad de expresar el nivel de cinismo tan claro en tan pocas líneas. Estos desmovilizadores del proletariado ni siquiera son capaces de explicar tan pertrechada política revolucionaria. Pero esto no es un caso fortuito, hace un año todos los dirigentes socialistas casi sin excepción tuvieron, con algunos matices, la misma política internacional.
Con estas direcciones es imposible que el proletariado pueda conquistar sus más sentidas demandas y ofrecer una alternativa a las masas empobrecidas. Necesitamos refundar la Cuarta Internacional recuperando el verdadero legado de los revolucionarios que puedan ofrecer una alternativa frente a las traiciones abiertas o veladas del reformismo.
[1] https://www.laizquierdadiario.com/24-de-Marzo-el-Frente-de-Izquierda-Unidad-convoca-a-Plaza-de-Mayo?utm_source=lid&utm_medium=fb&utm_campaign=article-social-actions&fbclid=IwAR1QazUUfeQ8IN8INlKXhmLiltETkZeblAC2NiBXygh1DPUPfFyCCsTjAjE
[2] https://www.laizquierdadiario.com/Sumate-a-los-actos-en-el-Dia-Internacional-de-los-Trabajadores