Un desastre más del capitalismo: muerte en el Real Plaza de Trujillo

Por Tomás Alva
El 21 de febrero de 2025, la vida de muchas familias cambió para siempre. Lo que debía ser una noche de diversión, un momento de alegría infantil entre risas y juegos, terminó en tragedia. El techo del patio de comidas de Real Plaza Trujillo colapsó, dejando muertos y heridos. Entre las víctimas, una niña de apenas ocho años, cuyo único “error” fue divertirse.
¿Cuántos niños corrieron ese día por el patio de comidas del Real Plaza, sosteniendo helados en sus manos, con la ilusión de ver una película, de jugar en la zona infantil, de disfrutar de la infancia que este sistema les ofrece? Pero claro, solo son clientes de los dueños de estos centros comerciales, empresarios cuyos ingresos monetarios no reducirán por 6 muertos. Ellos no van a quedarse trasnochando a las afueras de un centro comercial cerrado esperando que sus hijos salgan con vida aunque sin piernas.
Así de asqueroso es este sistema criminal, esos niños no eran más que simples consumidores, clientes que debían dejar su dinero y salir sin cuestionar nada. Hasta que el negocio les cayó encima. La prensa patronal habla de indemnizaciones, pero ¿cuánto vale la vida de una niña de ocho años? ¿Cuánto cuesta el dolor de las familias que hoy lloran la pérdida de sus seres queridos? Para los empresarios, la respuesta está en sus cuentas bancarias.
Mientras el discurso es que todo está bajo control, que las grandes empresas garantizan seguridad no solo a sus explotados sino a sus hijos, la realidad es que la avaricia de los dueños de estos centros comerciales es la única constante. No se invierte en estructuras seguras, no se contrata suficiente personal de mantenimiento, no se revisa la infraestructura hasta que ocurre la desgracia, ese es el capitalismo, ganancias por encima de la vida de los obreros y de sus hijos.
Y en el centro de este crimen está Carlos Rodríguez Pastor, el hombre más rico del Perú, dueño del Grupo Intercorp, ese imperio que abarca Real Plaza, Plaza Vea, Cineplanet, Interbank, Mifarma, Inkafarma y muchas otras empresas. Un multimillonario que nunca ha pisado una de sus propias tiendas como cliente, que jamás ha esperado en una fila ni ha comprado una canchita para el cine. Para él, cada persona que entra a Real Plaza es solo una cifra en sus estados financieros. ¿Y ahora qué? ¿Qué cifra le pone a la vida de una niña?
El discurso del éxito empresarial nos vendió la mentira de que estos centros comerciales eran espacios de esparcimiento, símbolos de progreso. Pero el único progreso que garantizan es el de su inversión, mientras las familias trabajadoras viven endeudadas en sus bancos, sobreviven con los sueldos miserables que pagan para trabajar en sus supermercados, y ahora solo habrá cruces de sus hijos en esos centros comerciales. Los próximos visitantes comerán en ese patio de comidas sobre la sangre de niños que nunca sabrán quien fue el culpable de su muerte.
Y hay que recalcar que, como siempre, los empresarios comprarán la impunidad. Aparecerán abogados bien pagados ofreciendo “indemnizaciones”, la fiscalía hablará de un “lamentable accidente”, los medios de comunicación distraerán la atención con noticias triviales. Nos dirán que no es momento de buscar culpables, que hay que respetar el duelo, que “estas cosas pasan”. ¡CÁRCEL MERECEN ESTOS EMPRESARIOS MALNACIDOS!
Pero no fue un accidente. Fue un crimen. Un crimen del capitalismo, que nos explota en sus fábricas, en sus agroindustrias, y nos deja morir en sus edificios mal construidos. Un crimen de Intercorp y de todos los empresarios que se enriquecen con la vida de la clase trabajadora y la infancia de sus hijos. Un crimen como el de Elvis Lázaro, que murió trabajando cuando el techo de un almacén de CAMPOSOL le cayó encima.
Por eso, no podemos quedarnos en silencio. La justicia real, no vendrá de manos de Dina, ni de negociaciones a puerta cerrada. Queremos que los responsables vayan a la cárcel, no solo multas que pagarán con el dinero sucio que ya han ganado explotándonos. Queremos que este caso no se olvide, que se abran las investigaciones de manera pública, que se haga justicia para cada familia que hoy llora la pérdida de un ser querido.
A los familiares de las víctimas, a la clase trabajadora y a toda la población:
No confiemos en este sistema, en este régimen militar fujimorista, en este congreso de ratas, que ha demostrado una y otra vez que solo protege a los ricos. Que no meterá a la cárcel a Rodríguez Pastor pues no estuvo en flagrancia. Organizarnos es nuestra única salida, nuestra única defensa. Ningún patrón, ningún representante de la patronal como el prófugo Arturo Fernández podrá defendernos.
¡CÁRCEL PARA RODRÍGUEZ PASTOR, SUS GERENTES Y POLÍTICOS CORRUPTOS! ¡EXPROPIACIÓN SIN PAGO Y BAJO CONTROL DE LA CLASE OBRERA DE TODOS LOS BIENES DE INTERCORP! ¡ABAJO DINA, EL CONGRESO Y LAS FFAA! ¡PASO A LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA INTERNACIONAL! ¡POR LA REFUNDACIÓN DE LA CUARTA INTERNACIONAL!