¡EL HAMBRE EXISTE SR. MINISTRO!

El impresentable Ministro de Agricultura ha declarado recientemente que la inseguridad alimentaria, es decir el hambre, no existe en el Perú, y al ser cuestionado se ha reafirmado diciendo que no cena y sin embargo, “estaría catalogado por la FAO como inseguridad alimentaria grave“. Este es el nivel de un Ministro de Estado del Gobierno criminal de las Fuerzas Armadas oculto detrás del parlamento corrupto y de la figura despreciable de Dina Boluarte, su vocera presidencial.
El hambre en el Perú existe, y lo sufren los millones de obreros, campesinos y ambulantes que sostienen con su trabajo la vida lujosa y despreocupada de un puñado de explotadores y especuladores agremiados en la CONFIEP. El hambre existe, y condicionan las epidemias que colapsan hospitales y el deterioro intelectual que exhibimos en pruebas internacionales. El hambre existe, porque existe la desocupación, pero también porque el salario no alcanza, incluso el que pagan las grandes empresas formales, nacionales y extranjeras, que saquean el país. No se trata entonces de abandono, corrupción municipal o falta de programas sociales, estamos aquí y en todo el mundo bajo un sistema que produce de forma orgánica, sistemática y masiva el hambre y las hambrunas, el holodomor capitalista que las élites empresariales, políticas y académicas se esfuerzan tanto en mistificar.
Es cierto, que bajo el estalinismo también se padeció hambre, sobre todo en la China de Mao, sin embargo, esto no se debió al régimen socialista, sino a una burocratización y aislamiento nacional que verdaderos socialistas como Trotsky y sus compañeros de la Cuarta Internacional combatieron entregando incluso sus vidas. No se puede atribuir entonces a un régimen económico abortado y deformado lo que en realidad está en el ADN del capitalismo y de todo sistema basado en la explotación del trabajo. Lo mismo sucede con Venezuela, cuya hambruna no es culpa del socialismo sino de su carencia, ya que ni Chávez ni Maduro avanzaron siquiera liquidando el latifundio semifeudal que hoy sigue manteniendo a los campesinos en paupérrimas condiciones de vida.
Hoy la situación de Perú es de transición, pero a una situación reaccionaria, ya que no solo las movilizaciones campesinas del sur han retrocedido, sino que las huelgas obreras en la ciudad se cuentan hoy con los dedos. Este es el resultado, pues, de la política del reformismo que de una u otra forma ha conseguido subordinar políticamente a sus bases obreras a la patronal “nacionalista”. Están tan podridos que ahora presentan al empresario corrupto Vizcarra como una alternativa de cambio. Los caviares de Verónika Mendoza tampoco ofrecen nada que no hayamos visto ya con Castillo al que le pusieron ministros. De un Antauro viejo y derechizado solo se podría esperar un gobierno como el de su hermano o, peor aún, uno parecido a Maduro, entreguista y represor.
Es así como las masas obreras de Perú deben desarrollar una línea de independencia política de clase, recuperando sus fuerzas y preparando las condiciones para la lucha revolucionaria por el poder, que de seguro vendrá, pero acicateada esta vez por el colapso terminal de la economía o por la revolución internacional, que en países lejanos pero emparentados como Bangladés están haciendo temblar a la burguesía.
Hoy que Venezuela se desangra y Palestina es aplastada, se hace más necesario que nunca impulsar la revolución socialista mundial, proceso que solo puede ser dirigido con un partido a su altura, de allí la urgencia de refundar la Cuarta Internacional actualizando su programa de 1938 a las condiciones de hoy, cuando el capitalismo ya no solo nos mata de hambre, sino que podría incluso destruir las condiciones ambientales mínimas para habitar el planeta.
.
¡ABAJO EL GOBIERNO CÍVICO-MILITAR DE DINA Y EL CONGRESO DE RATAS!