EL PACTO DE PERÚ LIBRE QUE LIBERÓ A FUJIMORI

En nuestra primera declaración sobre Pedro Castillo, hace un año atrás, acertamos en definirlo como “un chavista tardío como López Obrador o Alberto Fernández, tan ‘moderados’ y conciliadores que ya no muestran casi ninguna diferencia con los gobiernos ‘neoliberales’ que dicen combatir”.

Efectivamente el gobierno de Castillo, que comenzó como una alianza de la izquierda bolivariana de Cerrón y la derecha liberal de Mendoza, terminó ­­­siendo un gobierno de supervivencia contra la vacancia, de pacto con todos, hasta con el mismo fujimorismo, ya que para nadie es un secreto que gracias a este pacto el genocida Fujimori fue liberado por el Tribunal Constitucional.

Pero debe quedar claro que no se trata solo de Castillo. La declaración del impresentable Ministro de Salud de Perú Libre a favor de Aguinaga, el esterilizador del fujimorismo, muestra que este partido chavista también está a favor de este pacto, tapando con frases que Castillo tiene toda la potestad para revertir inmediatamente el indulto con una simple resolución.

Por su parte, reformistas como los estalinistas de la CGTP o los falsos trotskistas de “Uníos” siguen planteando una política de presión sobre este gobierno patronal, pidiéndole que “cumpla con sus promesas” cuando a Castillo solo le falta celebrar el golpe del 92. Y es que, en medio de la decadencia general del capitalismo, y específicamente con una clase media bicentenaria cada vez más derechizada, la burguesía nativa muestra su verdadero rostro opuesto a todo cambio real.

Solo los obreros y campesinos pobres podrán revertir esta situación de la mano de la lucha del proletariado de otros países, donde también se padece el hambre, la enfermedad y la muerta que nos impone el capitalismo, ya sea bajo gobiernos “neoliberales” o “bolivarianos”. No obstante, en la medida de que las direcciones reformistas sigan a su cabeza, será imposible orientar al proletariado hacia el verdadero socialismo. Solo reagrupando a los verdaderos revolucionarios y refundando nuestro partido, la Cuarta Internacional, será posible derrotar de forma definitiva el nefasto domino del capital.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *