Bangladés: Sobre los escombros del gobierno burgués de Hasina, organicemos el poder revolucionario del proletariado

Banglades

Las masas proletarias han traído abajo el Gobierno genocida de Hasina, primera ministra de Bangladés. Luego de duros combates en las calles durante semanas, y cientos de muertes, la juventud irrumpió en la residencia de la gobernante y esta tuvo que salir huyendo en un helicóptero hacia la India. Estas jornadas han sido las más sangrientas para el pueblo pobre explotado y fabril de esta nación asiática. Solo la revolución pudo traer abajo a un Gobierno que durante años reprimió y asesinó a trabajadores y a sus hijos. Con el combate de clase de las mujeres textiles se enfrentó la explotación de la “Dama de hierro” en Bangladés, y el proletariado obtuvo su primera victoria.

Armados con palos y cuchillos, el proletariado ha combatido valerosamente incendiando las principales calles de la capital, ahora, la junta militar encabezada por el general Waker, ha llamado a la juventud a dejar el camino de la violencia y poner en pie un gobierno provisional con las viejas fuerzas del podrido régimen burgués agotado. Los revolucionarios debemos alzar la voz con firmeza: ¡Solo la violencia revolucionaria ha conseguido esta victoria! Ni un paso atrás, la casta militar asesina que protegió a la criminal Hasina, no va a dirigir nuestros destinos.

Las organizaciones de combate callejero deben organizarse en una gran Asamblea de todos los explotados de la nación, resguardada por comités de autodefensa debidamente armados, es momento de desarrollar los organismos de doble poder revolucionario frente a la burguesía sirviente del imperialismo. Esta es la tarea más apremiante del momento, una gran Asamblea revolucionaria para votar un plan de lucha contra el gobierno militar que pretende secuestrar la revolución.

Hay que confiscar de inmediato las propiedades de los políticos y militares del partido gobernante, hay que tomar las fábricas y ponerlas bajo control obrero, hay que tomar las tierras y repartirlas entre los campesinos pobres, hay que tomar las universidades y ponerlas al servicio del pueblo pobre.

El proletariado textil debe ponerse a la cabeza de esta lucha, los dirigentes obreros deben romper con el Estado burgués y organizarse de forma independiente trayendo tras de sí a toda la nación pobre y explotada, llamando también a los soldados rasos. De esta forma se abrirá el camino para la conquista de la única garantía para conseguir nuestras más elementales demandas: la dictadura socialista del proletariado con apoyo de los estudiantes y campesinos pobres del país.

Es hora que la clase obrera de todo el continente asiático se ponga de pie y salga también a combatir a sus propios gobiernos esclavistas. La feroz resistencia a la dictadura militar en Myanmar debe retomarse e incendiar todo el continente atrayendo al poderoso proletariado chino. En Inglaterra, Japón y todo el mundo debe movilizarse ya el proletariado en apoyo de esta revolución de 170 millones de explotados. Esta lucha es parte de la revolución socialista internacional que ha impuesto al proletariado la necesidad de acabar con el capitalismo que llena las fábricas con la sangre de los explotados.

Se hace necesario más que nunca luchar por la refundación de nuestro partido mundial, La Cuarta Internacional que pueda centralizar las fuerzas revolucionarias y extender los levantamientos en todo el planeta. No hay otro camino para nuestra salvación de las guerras y masacres que impone el capital a la mayoría de sus esclavos asalariados.

¡Viva la revolución de la juventud explotada de Bangladés!

¡Por un Gobierno Provisional Revolucionario!

¡Por una Federación de Repúblicas Socialistas Soviéticas de Asia!

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