Este Primero de Mayo: todos a las calles a luchar contra el virus del capital

Este 1 de mayo el proletariado mundial será testigo de un bochornoso espectáculo.  Por primera vez en su historia verá a sus dirigentes llamarlos a quedarse en casa. Es verdad que durante la primera guerra mundial los llamaron a apoyar a un bando imperialista contra otro. Es verdad que bajo la Alemania nazi los socialdemócratas marcharon el 1 de mayo saludando a Hitler. Pero por lo menos marcharon. Esta vez los veremos convocando, desde sus cómodos hogares, a protestas simbólicas y virtuales. Hasta las acciones públicas de Gandhi parecen extremas frente a la pasividad actual de las direcciones reformistas.

Según la UNICEF todos los días mueren ocho mil niños en el mundo por desnutrición, es decir, de hambre. Igual de espantosas son las cifras de muertos por enfermedades laborales o curables. Miles mueren todos los días a causa de su pobreza, trabajando diez, doce, catorce horas diarias para que la élite capitalista siga engrosando sus cuentas bancarias. Sin embargo, ahora se nos quiere hacer creer que los gobiernos capitalistas están, hoy sí, muy preocupados por la salud de los pobres y que la cuarentena militar que han impuesto es la única medida eficaz frente a la pandemia del coronavirus.

Lo cierto es que en la mayoría de países este virus lo comenzaron a propagar individuos de la clase media y alta, debido a sus constantes viajes al extranjero. Es por esta razón que los gobiernos capitalistas están tomando medidas sanitarias nunca antes vistas, mientras miles siguen muriendo en Siria, Yemen o Palestina por bombardeos sostenidos por estos mismos gobiernos. Incluso hoy mismo, el imperialismo yanqui amenaza con invadir Venezuela con el apoyo o silencio cómplice de casi todos los gobiernos del mundo.

Ahora bien, esta cuarentena militar que se ha impuesto ni siquiera garantiza que se reduzcan las muertes por coronavirus. No solo porque el sistema de salud capitalista ya estaba colapsado, sino porque la verdadera medida necesaria para prevenirlas consiste en el confinamiento selectivo de los individuos con más probabilidad de morir (ancianos y enfermos). Basta con transformar todos esos gigantescos conglomerados de hoteles, casas y departamentos en venta, en centros de cuarentena colectiva abastecidos del alimento y los recursos necesarios.

Sin embargo, esto no se ha hecho hasta ahora porque implicaría, por lo menos, la expropiación de la burguesía inmobiliaria y alimentaria, y ningún gobierno burgués podría realizar semejante ataque contra los intereses de la clase a la que sirve. Pero además, esta medida implicaría dejar a la juventud sana fuera del confinamiento militar, es decir, libre para manifestarse en las calles como ya lo venía haciendo en Chile, Francia, Hong Kong, etc.

La mayoría de gobiernos ha optado, entonces, por la cuarentena militar mientras algunos países han optado por evitar las pérdidas económicas que supone la cuarentena. Pero jamás, ningún gobierno burgués pensó siquiera un segundo en sacrificar el negocio inmobiliario para salvar vidas. Esta medida únicamente la podría realizar un gobierno revolucionario de la clase obrera. Y esto es justamente lo que quiere evitar la burguesía y sus sirvientes al interior de movimiento obrero.

Los dirigentes reformistas están promoviendo hasta ahora la necesidad de una “cuarentena total”. Esta idea además de estúpida (¿y las actividades esenciales?) e ineficaz (millones sin casa ni agua), es profundamente reaccionaria porque supone la renuncia abierta a toda forma de lucha en las calles. ¿O acaso pretenden hacernos creer que es posible encerrarse en la casa y luchar desde allí contra el capitalismo? ¡DEJEN DE MENTIRLE A LA CLASE OBRERA! Lo que están proponiendo realmente es ponernos de rodillas ante la burguesía, renunciar a toda forma eficaz de lucha, renunciar a la única salida que tenemos los esclavos del capital: la revolución socialista.

Frente al hambre, “la revolución” nos decían; frente a la represión, otra vez, “la revolución”. Pero ahora resulta que frente a una enfermedad mortal más la revolución ya no sirve. Ahora se trata de salvar el planeta encerrando a la humanidad aunque muera de hambre. Ahora se trata de solicitarles por Internet a los gobiernos capitalistas que, por favor, tomen las medidas necesarias contra el capital. Ahora se trata de pedirle a la clase obrera que expropie a la burguesía y avance al socialismo desde su casa. ¡QUÉDENSE EN SU CASA USTEDES SEÑORES REFORMISTAS, QUE LOS EXPLOTADOS SALDREMOS A LAS CALLES A COMBATIR A SUS GOBIERNOS!

La probabilidad de que la juventud proletaria muera por este virus es mínima. La juventud sabría combatir y vivir en la calle, mientras sus abuelos quedan protegidos del virus en sus casas. Los trabajadores podrían tomar las fábricas y quedarse allí para producir lo necesario para el combate. El primer objetivo de la movilización sería la confiscación de los edificios de la burguesía para convertirlos en refugios. La revolución encontrará la forma, hallará el camino. Lo halló en la primera guerra mundial, entre millones de cadáveres, respirando un aire envenenado, resistiendo una pandemia 100 veces más mortífera que esta.

En el sur de Italia, las capas más explotadas del proletariado, esos trabajadores sin contrato que la burocracia sindical desprecia, han llamado a la rebelión contra el hambre impuesta por la cuarentena. “Nuestros hijos no tienen qué comer” han gritado y este mismo podría ser el grito de todos los explotados del mundo que están sufriendo el efecto criminal de esta cuarentena capitalista. Pero a la aristocracia obrera esto no la conmueve, no la inmuta. Engañando a los trabajadores del norte de Italia, sigue fomentando la idea de una huelga general pacífica por la cuarentena total, una huelga que se pelea desde la casa. ¡TRAIDORES! ¿Cuándo una huelga general ha triunfado sin movilización, sin combate, sin revolución?

Los internacionalistas no podemos permitir que se imponga esta nueva traición contra el proletariado. El destino mismo de la humanidad está ahora en juego. Esta no es ni la primera ni la última pandemia del capitalismo. Este sistema de esclavitud debe ser destruido. Y el único método eficaz para hacerlo es la revolución socialista mundial. Los enemigos abiertos y camuflados del proletariado buscan impedir este destino victorioso. Contra ellos los revolucionarios debemos seguir combatiendo por refundar nuestro partido, la Cuarta Internacional, y este Primero de Mayo llamamos a todos los proletarios del mundo a unirse y salir a las calles a combatir a sus gobiernos.

¡QUE LOS REFORMISTAS SE QUEDEN EN SUS CASAS, LOS EXPLOTADOS NO TENEMOS NADA QUE PERDER SOLO NUESTRAS CADENAS!

¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO INTERNACIONALISTA!

¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA MUNDIAL!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *