¡VIVA LA LUCHA DEL PROLETARIADO FRANCÉS!

El gobierno de Macron ha impuesto ahora un pensionazo sobre la clase trabajadora de Francia, aumentando los años que serán explotados para beneficio del capital imperialista que representa.
Algunos justifican este ataque señalando que en otros países la situación de los jubilados es peor, sin embargo, como dijo un huelguista, esto debería ser motivo para que se levante toda Europa y el mundo en defensa de una jubilación digna y no para buscar rebajar más las condiciones de vida del trabajador francés.
En realidad, lo que sucede en Francia hoy es lo que prepara la burguesía en todo el mundo, presionada por la bancarrota de su sistema basado en la explotación del trabajo ajeno. Hoy la economía mundial se tambalea nuevamente debido a la caída de bancos como el Silicon Valley Bank de EEUU y el Credit Suisse de Suiza. Esto es una presión adicional para aumentar la explotación del proletariado, el único creador de riqueza real, y por esto busca aumentar los años de su esclavitud asalariada, así su vejez sea pauperizada aún más.
Se dice que el sistema francés de jubilación es inviable dado que el número de jubilados crece a una velocidad mayor que el número de trabajadores que aportan para sus pensiones. Sin embargo, esto es solo inviable bajo el capitalismo donde el principio supremo es la maximización de las ganancias patronales y no la satisfacción de las necesidades sociales. Bajo la dictadura del proletariado y el socialismo mundial sería posible garantizar una vejez digna para todos los trabajadores, sobre la base de la expropiación de una minoría de parásitos capitalistas.
Ahora bien, los dirigentes reformistas del proletariado francés no tienen ningún interés en transitar este camino revolucionario hacia una solución de fondo al problema de las pensiones. Pretenden maquillar el sistema capitalista con mejoras superficiales, exigiendo a la burguesía un poco de empatía con sus esclavos. Sin embargo, hay situaciones donde las contradicciones sociales ya no pueden resolverse pacíficamente sino solo a través de una inevitable lucha de clases. Esta es la situación de Francia hoy, en transición hacia una verdadera situación revolucionaria.
Y es justamente en estas situaciones donde el papel conciliador de las dirigencias sindicales se muestra más perverso. Así, los burócratas sindicales pretenden negociar con Macron una salida consensuada aun cuando él mismo ha dejado en claro que su pensionazo no es negociable. Los estalinistas del PCF han propuesto por su parte un referéndum donde los ciudadanos voten si están a favor o no de la contrarreforma de Macron, votación que supuestamente conducirá a la victoria del movimiento. Todas estas propuestas son pues claramente contrarrevolucionarias y serviles al Gobierno burgués francés.
No obstante, existen otros reformistas, más a la izquierda de la burocracia sindical oficial, que pretenden posar de revolucionarios por proponer continuar la lucha sin negociaciones pero sin plantear la caída revolucionaria de Macron. Así, los gramscianos de “Revolución Permanente” (filial francesa del PTS argentino), están difundiendo una declaración de burócratas sindicales e intelectuales pequeñoburgueses, donde se critica a la burocracia de la Intersindical planteando una huelga general pacífica para presionar a Macron, no para derrocarlo como reclama el proletariado en las calles.
Esto no nos sorprende porque ya hace algunos años sostuvieron la misma política pacifista y parlamentarista ante la movilización de los llamados Chalecos Amarillos como denunciamos en su momento: “Es decir, esta tendencia ‘trotskista’ rechaza abiertamente la violencia de los explotados y justifica de cierta forma la represión como su inevitable consecuencia. Hay que tener en cuenta que aquí no se critica solo la violencia aislada y desorganizada de los grupos anarquistas, sino la violencia revolucionaria en general ya que en todo el artículo no se plantea jamás la necesidad de poner en pie comités de autodefensa o de entrar en contacto con los soldados rasos. Su consigna máxima es la ‘huelga general’ pacífica y sindical. Estos impostores son pues seguidores de Gandhi no de Trotsky, el organizador del Ejército Rojo“.
Los explotados de Francia tienen entonces que soportar no solo a las direcciones contrarrevolucionarias oficiales, sino también a sus versiones alternativas.
En la actual situación de transición, las consignas claves de la agitación revolucionaria son la caída de Macron y de su República presidencialista, la ocupación y puesta en pie de comités de fábricas, el llamado a la expropiación sin pago y bajo control obrero de las mismas, la puesta en pie de comités de autodefensa y de acción que se centralicen en un gran Congreso de todos los Explotados, como primer paso necesario hacia la toma revolucionaria del poder. Se debe también llamar al levantamiento de toda Europa, sobre todo del proletariado ruso e ucraniano aplastado por la guerra, y del proletariado árabe y africano cuyos hijos migrantes mueren en el Mediterráneo.
El proletariado francés necesita, por tanto, una verdadera dirección revolucionaria, ajena al estalinismo sindical o al parlamentarismo gramsciano; una dirección que prepare a las masas no para una huelga general pacífica sino para la guerra civil revolucionaria.
¡ABAJO MACRON Y LA BURGUESÍA IMPERIALISTA FRANCESA!
¡POR LOS ESTADOS UNIDOS SOCIALISTAS DE EUROPA!
¡POR LA REFUNDACIÓN DE LA CUARTA INTERNACIONAL!